Ya no cumpliré,
nunca más...
el medio siglo,
-a cuestas con los cincuenta-.
Buen momento,
para tirar del hilo...
y deshacer el ovillo.
No reservo,
ni un hueco en mi pensamiento
a los que me hicieron mal,
están demás.
Los problemas de memoria
me pueden jugar malas pasadas...
no es, la mejor de mis bazas.
Aún así...
Trabajar y trabajar
para no llegar a nada.
Siempre en la sombra
y con el culo al aire.
Abogado de pleitos pobres
y causas perdidas.
A merced de las mareas internas
y en la búsqueda permanente,
del equilibrio; que si es que existe,
a mí, me está vedado.
En pleno boicot a los ceniceros,
cuando todavía me persigue
un cigarro y el mechero,
-en los sueños-.
Saboreando todavía,
que el pacto con el alcohol...
sigue vigente hoy.
-Pasa la vida-
Cuánto tiempo perdido...
si no fuera por los viajes,
algún que otro libro
y que de vez en cuando... escribo.
De la seca a la meca
con “La Pepa”,
la fragoneta roja y negra
-la de la casa a cuestas-,
tan veloz...
como los rayos plateados,
en sus costados.
Y que tengo todavía
capacidad de recordar,
-que un día fui mago-
curé todos los males,
con un chasquido de dedos...
“repartiendo dulces sueños”.
Y que también subí al cielo,
por una escalera
y lo toqué con los dedos,
-al son de una guitarra-
hoy, arrinconada;
Sí, en un rincón...
¡llora guitarra!
que...quien no llora, no mama.
Y que un día me llamaron
-cuentacuentos-
y que después me dijeron
“loco, por ello”.
De muy joven, fui maestro de pueblo
y por explicar algo de sexo,
no volví para terminar...
de hablar de ello.
Empezaba a terminarse
la España “en blanco y negro”,
la del NO-DO...
la de los caciques...
la de los generales...
...la de los días grises.
Y comenzaba
la de la diversidad de colores,
con sus chirigotas
y carnavales; antes,
prohibidos por los gobernantes;
patrimonio de un pueblo
consentidor y alegre,
pero... que no se casa
ni con su padre.
Y que no tuve adolescencia,
ni infancia; si no fuera...
por el primer beso,
por un scalectrix...
que se pasaban los coches
más tiempo que en la pista
...en boxes; y los mecánicos,
arreglando las máquinas
y poniéndolas a punto,
sin perder un minuto;
o por un tren eléctrico,
que mi padre compró
en la plaza Mayor,
y casi no cabía en la habitación.
-Y que con babí a rayas-,
agarrado de la mano con mi hermano,
íbamos al colegio
“con un vasito en la mano”,
para la leche en polvo... de los americanos.
Y me pierdo...
en el “Mar de las Aguas Tranquilas”,
...en el Espacio,
...en el Tiempo,
...en la “ Inmensidad de lo Eterno”.
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Publicado por Javier Eguílaz P.
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4 comentarios:
Buen poema, Javier. Relatas tu vida en verso. No todos tenemos esa habilidad y tú la dominas.
Que sepas que todos andamos perdidos en la Inmensidad de lo Eterno...
Un abrazo.
Conchi
:)
CONCHI¡¡
ESTOY VISITANDO TUS BLOGS, SON HERMOSOS¡¡
Buen momento para tirar el ovillo...me gusta ese verso ,es una linda metáfora.
Muy bueno como siempre.
Abrazo :Jeannette
Me da algo de miedo cumplir años... pero creo que me da más miedo aún, no cumplirlos... jajaja. Estoy lista, amiga.
Un beso
Natacha.
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