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jueves, 22 de febrero de 2007

Loy Loyca (una pequeña historia)

Palmirita de 7 años vive sola con sus padres en medio del campo.
El padre trabaja la tierra, la madre cuida los animales.
Mientras sus padres salen al campo, Palmira queda sola en la casa, y con sus 7 añitos hace lo que puede para que cuando la madre venga, no tenga tanto trabajo. Tiende las camas, limpia los pisos, ordena las ropas, lava los platos, la ropa y se dedica a todos los quehaceres domésticos que fue aprendiendo a diario, con la vida cotidiana.
Como vive en medio del campo y sola no tiene amiguitos, y sus juegos se son corretear una gallina, o con su perro....pero aburrida de tanta soledad se inventó un amiguito, Loy Loyca. Con Loy conversa, y Loy la acompaña en todos sus quehaceres hogareños. Cuando está triste le cuenta a Loy Loyca sus tristezas, y Loy la alegra.
Cuando está alegre, se divierte con Loy. Y Loy Loyca es su única compañía todos los días, hasta que llegan sus padres del campo. Y cuando los padres duermen en la hora de la siesta, Palmira sale a caminar por el campo junto a Loy Loyca, charlando y compartiendo las tardes de sol. Y si llueve, se quedan en casa sólo charlando.
Palmira solo tenía un amigo, y ese era Loy Loyca.

Un día vinieron de la ciudad a ofrecerle buen dinero al padre de Palmira, para comprarle el campo, pues debian construir una autopista que pasaría por el medio del campo de ellos y lo cortaría al medio. Y como el ofrecimiento de dinero les convenía y sabían que iba a ser mejor para Palmirita irse a la ciudad, ya que debían mandarla al colegio, decidieron vender el campo.
Palmira no estaba muy de acuerdo con esto, pues sabía que si se iban de ese lugar, nunca más iba a estar con Loy Loyca. Pero como era obediente, aceptó sin quejas la decisión de los padres. Y un día se fueron a la ciudad. Ella se despidió en silencio de Loy....

En la ciudad tenían una casa, y enseguida Palmira se hizo de amiguitos del barrio, comenzó a ir al colegio y más amiguitos se sumaron a su lista...y Loy Loyca...quedó en el campo.

Una noche, Palmira estaba triste, se había peleado con unas amiguitas, y ella estaba triste...y se encerró sola en su habitación. Al momento se acordó de Loy y se alegró.
Desde ese día y para siempre, supo que nunca estaría sola, que Loy Loyca estaría allí, para acompañarla en los momentos difíciles...para secarle las lágrimas.

3 comentarios:

Meli dijo...

Qué bueno tener un amigo invisible por siempre, que enjugue tus lágrimas y esté junto a uno sin abandonarle jamás. Eduardo, gracias y besotes.

Anónimo dijo...

Una historia muy tierna. Grcias.

Conral dijo...

Bonito relato, Eduardo, lleno de realidad y fantasía al mismo tiempo, y que hace emocionarse al lector (o lectora).
Un abrazo.