Quiero tragarme la amargura
de ése licor que nace de ti,
de tu aliento que emborracha, suave
néctar, veneno dulce, ácido miel;
y me antojo, sin reparo, a ausentarme
de tus ojos; ese juego infernal,
sabor a paraíso, para no mirarte
y caer rendido como mendigo,
porque mi pecho, cartón mojado,
soplo de sauces y siempre tuyo
muere de frío cuando sospechas
de éste amor que nace y muere
como un fugaz relámpago.
De: "Ecos del silencio"
2 comentarios:
Precioso poema donde se sienten los sentidos. Se ven, se huelen, se tragan...lo ácido y lo dulce, la vida.
Encantado de tenerte por aquí. Sin zozobras, solo las vitales, donde la vida y la muerte, congeladas, son la escena final del show de cada cual.
Genial poema
Ese juego final, sabor a pariso
QUEEEEE BUENO.....
Felicidades.
Un abrazo
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