Allá por mi juventud
-todo era de color de rosas-
rebosante vitalidad
y fuerza espiritual,
ganas de vivir y sonreir,
sueños...sin miedos,
viviendo el día a día
como si se fuera a acabar
en la siguiente esquina.
En mi madurez
ramilletes de flores
-que ya olían-
a juegos de amor
con mesa puesta y velas,
dosificando las fuerzas,
viviendo de a sorbos
de lejos...y el entorno
e intentando volver la esquina
como si estuviera torcida.
Y en la cuesta abajo
-de flor en flor-
disfrutando de cada ocasión,
saboreando el jugo a la vida
en cualquier rincón
y esperando que la esquina
no parta en mil pedazos
mientras yo paso.
20-10-07
.
1 comentario:
En esa cuesta abajo, Javier, a veces -lo sabemos los que corremos por ella-, hay repechones y descansillos, esquinas y acerados amplios...Ojalá nos sea satisfactoria.
Bonito poema y bonito cómo haces el recorrido vital de manos de las flores.
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