Bienvenido amigo, bienvenida amiga... En este blog no existen las fronteras, ni las diferencias,...

Bienvenido amigo, bienvenida amiga... En este blog no existen las fronteras, ni las diferencias,...
Nicaragua, Argentina, España, Panamá, Chile, Perú, México, ...

jueves, 24 de septiembre de 2009

LOS HIJOS SON COMO LOS BUQUES

La primera vez que leí este texto, que me llegó en forma de pps, me impresionó pues me di cuenta que tenía mucha razón.
Hace unos días una amiga bloguera me lo volvió a enviar al correo y esta vez he querido traerlo a este rincón para tenerlo presente.
Aunque nos duela tenemos que dejar que nuestros hijos e hijas vivan su vida.


LOS HIJOS SON COMO LOS BUQUES

Al mirar un buque en el puerto imaginamos que está en el lugar más seguro, protegido por un fuerte amarre.

Sin embargo, sabemos que está allí preparándose, abasteciéndose y alistándose para zarpar, cumpliendo con el destino para el cual fue creado, yendo al encuentro de sus propias aventuras y riesgos.

Dejando su estela y dependiendo de lo que la fuerza de la naturaleza le reserve, tendrá que desviar la ruta, trazar otros rumbos y buscar otros puertos.

Pero retornará fortalecido por los conocimientos adquiridos, enriquecido por las diferentes culturas recorridas. Y habrá mucha gente esperando feliz en el puerto para celebrar sus millas navegadas.

Así son los HIJOS. Tienen a sus PADRES, como puerto seguro, hasta que se tornan independientes.

Por más seguridad, protección y manutención que puedan sentir junto a sus padres, los hijos nacieron para surcar los mares de la vida, correr sus propios riesgos y vivir sus propias aventuras.

Cierto es que llevarán consigo los ejemplos adquiridos, los conocimientos obtenidos en el colegio, pero lo más importante estará en el interior de cada uno, en el timón de su corazón:

LA CAPACIDAD DE SABER SER FELIZ


Sabemos que no existe la felicidad inmediata, que no es algo que se guarda en un escondite para ser dada o transmitida a alguien.

El lugar más seguro para el buque es el puerto, pero no fue construido para permanecer allí.

Los padres piensan que serán el puerto seguro de los hijos, pero no pueden olvidarse que deben de prepararlos para navegar mar adentro y encontrar su propio lugar, donde se sientan seguros, con la certeza que deberá ser, en otro tiempo, un puerto para otros seres (los nietos).

Nadie puede trazar la ruta de los hijos. Lo que sí podemos hacer es tomar conciencia y procurar que lleven en su equipaje valores como:

HUMILDAD, SOLIDARIDAD,
HONESTIDAD, DISCIPLINA,
GRATITUD Y GENEROSIDAD.


Los hijos nacen de los padres, pero deben convertirse en CIUDADANOS DEL MUNDO.
Los padres pueden querer que haya siempre una sonrisa en los hijos, pero NO pueden sonreír por ellos. Pueden desear su felicidad pero NO pueden ser felices por ellos.

La felicidad consiste en tener un ideal para buscar y la certeza de estar navegando en mares abiertos con rumbo y marcación hacia ese logro.

Los padres no deben seguir la travesía de los hijos y los hijos nunca deben descansar en los logros que los padres alcanzaron.
Los hijos deben hacerse a la mar desde el puerto donde sus padres llegaron y, como los buques, partir en busca de sus propias conquistas y aventuras.

Para ello, requieren ser preparados para navegar en la vida, con la certeza de que

"QUIEN AMA, EDUCA"


¡Cuán difícil es soltar las amarras y dejar partir al buque!

Sin embargo, el regalo de amor más grande que pueden dar los padres es la autonomía.

¡Buen viento y buena mar, hijos!



2 comentarios:

Sabela dijo...

Me gusta esta comparación que no conocía, pero mucho más me gusta tu compartir de siempre, cosa grande o pequeña nos la haces llegar con ese cariño que sólo tu sabes transmitir.
Abrazos.

Piedad dijo...

Conchi, hace tiempo que no pasaba por aquí y eso que aquí se encuentra de todo... Bonita reflexión y modo de comparar. La verdad es que son escritos muy bien pensados y que dicen mucha verdad.
Besos.