La otra noche, de camino de vuelta a casa, miré al cielo desde un lugar en el que la contaminación lumínica no es excesiva y con luna en cuarto creciente; pude observar cuan infinito es el firmamento. ¡Qué bellas figuras formaban las miles de estrellas que esa despejada noche de invierno se podían observar! Afortunados somos de poder disfrutar de espectáculos naturales, como los que se producen alrededor del 10 de Agosto cada año, al que denominamos Lágrimas de San Lorenzo. Pues en esa fecha se celebra la festividad del Santo, quien, según la historia, murió mártir asado en una parrilla. El rey Felipe II, para conmemorar una victoria, en esa fecha del año 1557, de nuestro ejército sobre las tropas francesas (en la Batalla de San Quintín), mandó construir un monasterio en la localidad madrileña de San Lorenzo del Escorial. La planta del edificio recuerda a la de una parrilla. Las obras las comenzó dirigiendo el arquitecto Juan Bautista de Toledo hasta su muerte en 1567, siendo sustituído por Juan de Herrera, que creó un estilo arquitectónico propio.
A escasos dos kilómetros hay un montículo desde donde se dice que Felipe II seguía las obras de construcción del Real Monasterio. Seguro, que en alguna ocasión, le alcanzó la noche y las estrellas que él pudo observar mediado el siglo XVI, serán las mismas que yo, en los albores del siglo XXI tuve la oportunidad de admirar.
3 comentarios:
Estupendo trabajo, Meli. Gracias.
Amiga, Meli. Agradecer tu presencia aquí y alabar tu aportación es lo primero que debo hacer, pero también quiero pedirte que sigas relatando de manera tan amena y bien documentada esos momentos de la historia que igual hemos olvidado. Siéntete libre para escribir lo que quieras.
Un abrazo.
Melip, viste que eres GENIA....Me encanta el relato con aportaciones históricas. Me encanta que participes con nosotros y te doy la bienvenida.
Te mando un beso.
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