- Despierta Víctor, ya es tarde.
Me decía Carmen mientras me despertaba con unos besos en el cuello.
Abrí los ojos y no me asombré de nada. Pensé sólo que era una continuación de tantos sueños soñados sobre Víctor Reyes. Su bella mujer, su cama, su habitación, el aroma a lavanda...Todo era igual. Pero algo me desconcertaba y era que no parecía un sueño.
Era todo muy real.
Me levanté y fui al baño. Me miré al espejo, y tal como había dicho Carmen, era el rostro de Víctor el que se reflejaba. Seguiré soñando, pensé. Al fin y al cabo venía soñando con Víctor Reyes desde muy pequeño. Todas las noches soñaba con él. Sabía todo a cerca de su persona, sus recuerdos, lo acompañé en su crecimiento, sus secretos, sus estados de ánimo, todo, todo lo sabía a cerca de él. Me quedé fijo mirándome al espejo y me dije, Si yo soy Matías Reich, cómo es posible que ahora tenga el cuerpo de Víctor.
Claro. Desde muy niño que vengo soñando con la vida de Víctor. Nunca tuve otro sueño y al despertar siempre lo recordaba. Pero esto no parecía una continuación de un sueño, esto era muy real. Me metí en la ducha y me quedé bajo el agua sin entender demasiado. Después de todo, nada de esto me resultaba desconocido. Al rato sentí la voz de Carmen que me anunciaba que salía a comprar y que volvía en una hora. No dije nada.
Salí de la ducha y sequé mi cuerpo nuevo para mí, ahora. Me miré y nada me asombraba, todo ya era conocido. No quise tratar de entender mucho. Sólo que me preguntaba, de a ratos, por Matías, el que yo realmente era.
Dejé que fuera pasando el día. Carmen ni notaba la diferencia, pero yo en mis adentros sentía que era Matías metido en el cuerpo de Víctor. ¿Podría ser eso?. No quería profundizar demasiado y no me sentía tampoco tan a disgusto. Sí notaba que cosas de lo que yo era como Matías, al pasar de las horas, se iban perdiendo. Recuerdos, sensaciones, formas. Ya estaba acomodándome dentro de Víctor. Y así quedé sin preguntarme demasiado.
Esperé a la noche y a ir a dormir. Suponía que cuando durmiera soñaría, ahora que soy Víctor, con la vida de Matías. Pero no fue así. Me apoderé de sueños propios. Y al despertar a la mañana junto a Carmen, supe que Matías, el que había sido, ya no lo era, y que de ahora en más era Víctor.
Al despertar, Carmen me recordó que abriera mi mail para ver si tenía noticias de los trabajos que había publicado en internet. Y después de una ducha y el desayuno me senté a ver mensajes de mis mails.
¿Cuál casilla abriría, la de Matías o la de Víctor? Dudé un momento. Pero creo que siendo Víctor ahora, no correspondía abrir la de Matías. Es más, entre las cosas de Matías ,que fueron mías, que comenzaba a olvidar, una era la clave de acceso a su mail.
Por lo tanto abrí el mail que me correspondía ahora, el de Víctor.
Sólo había un mensaje en mi casilla y era de Matías Reich que decía:
“Hola, yo soy tú”
04/03/07
2 comentarios:
Qué dominio tienes. Qué buen relato enredado!!! Felicidades.
¿Continuará?
Un abrazo.
Felicidades. Sería posible eso en la vida real?? O, sólo en los sueños? Si pudiéramos.... a veces ...... Besotes.
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